Durante cinco largos meses Laurent Gbagbo (autoproclamado presidente de Costa de Marfil en las elecciones de noviembre de 2010) usurpó el poder al presidente electo, Alassane Ouattara (recluído durante todo ese tiempo junto a su gobierno en un hotel de Abidjan).
Tras una breve pero sangrienta guerra civil,
el 11 de abril de 2011 fue detenido y puesto a disposición de la justicia, cerrando el capítulo más negro de la aún corta historia del país.

domingo, 27 de febrero de 2011

Abobo, en llamas

Si bien hasta la fecha los incidentes armados se habían ido produciendo de forma esporádica, a ráfagas, sucediéndose períodos de calma a otros de enfrentamiento, parece que en los últimos días asistimos a un incremento imparable de la violencia.

El epicentro parece haberse asentado definitivamente en el barrio de Abobo (en torno al millón de habitantes) convertido a lo largo de esta semana en un auténtico campo de batalla entre las fuerzas armadas de los dos bandos, que ya se enfrentan abiertamente en la zona, incluso con armas pesadas.


Se ha roto además otra tendencia mantenida hasta hoy, la de la "tregua en fin de semana", y los combates han sido especialmente virulentos desde el viernes, día en el que fue decretado un nuevo toque de queda nocturno, que ya no ha sido respetado ni durante esa noche ni durante la del sábado, en las que los tiros se han escuchado desde varias zonas de la ciudad. Incluso en la mañana de hoy domingo, en torno a las 9, se han producido ráfagas y disparos hacia el oeste, alterando de forma inesperada la habitual tranquilidad dominical.

Además, y durante todo el día de ayer, grandes llamaradas y, posteriormente, una gran columna de humo fueron visibles desde varios kilómetros, especulándose acerca de lo se haya podido incendiar de forma tan llamativa: ¿una comisaria?, ¿la sede del ayuntamiento?, ¿alguna gasolinera?, ¿edificios?...

La confusión sobre los acontecimientos es total, ya que en este momento ni siquiera los medios disponen de corresponsales en la zona que puedan informar de lo sucedido o evaluar el número de muertos, que se presume elevadísimo.

Como consecuencia de lo ocurrido se está produciendo un espectacular éxodo de la población, que se materializa en caravanas de personas portando bultos y enseres que deambulan por otros barrios, bien buscando acomodo en casas de familiares, bien con destino a sedes de organizaciones humanitarias (HCR).


A ello hay que unir:
- el incremento de los ataques a los convoyes de la ONU promovidos por uno de los "ministros" de Gbagbo, Charles Blé Goudé, que ha movilizado al efecto a las juventudes del partido;
- los incidentes producidos durante el sábado en Yopougon (millón y medio de habitantes), otro barrio popular, donde por la mañana se produjeron tiros en algunas zonas, y por la tarde despliegue de barricadas;
- el nerviosismo y la tensión reinantes en toda la ciudad, en particular debido al mencionado toque de queda, que deriva cotidianamente en tiroteos nocturnos, la mayoría de las veces fortuitos.
- el corte producido en la noche del sábado de la señal de la televisión estatal RTI (actualmente el arma más poderosa en manos del gobierno Gbagbo), que se ha prolongado durante el domingo, debido a los daños causados en un repetidor ubicado precisamente en Abobo, a consecuencia de los combates.

En resumidas cuentas, un panorama cualquier cosa menos alentador...

jueves, 24 de febrero de 2011

¿Al borde de una guerra civil?


Cuando estalló la crisis de manera virulenta a mediados de diciembre, con los primeros muertos, y se pudo apreciar por vez primera su naturaleza y magnitud, todos, nativos y foráneos, nos autoimpusimos mentalmente un "plazo mágico" de tiempo en el que vislumbramos una posible salida del túnel: "tres meses, hasta marzo".

Era un plazo "redondo", psicológicamente muy confortable, programable, muy "administrativo". Un plazo en el que todos especulamos con nuestra teoría favorita para el fin de la crisis:
- "Se va. Definitivamente. Entre unos y otros le convencen, y finalmente se marcha. Hay que ofrecerle algo atractivo y darle tiempo, pero se va ".
- "Alcanzan un acuerdo. A la africana. Tú presidente, yo primer ministro y aquí paz y después gloria".
- "Nada, nada. No se despega ni con aguarrás. Aquí tiene que venir un comando y en una acción relámpago se lo lleva en volandas en un suspiro. Una acción militar "quirúrgica", limpia, y a otra cosa".
- "Esto vienen los africanos y lo arreglan: vía "supercomisión del copón", que a ver quién les tose, o los nigerianos, con tanques y a lo grande, cual "Séptimo de Caballería", como un elefante en una cacharrería".

Casi tres meses después la cruda realidad se ha impuesto: Laurent Gbagbo continúa en el poder contra la voluntad expresada por los marfileños en las urnas y Alassane Ouattara, el presidente electo, sigue recluido en el Hotel Golf de Abidjan junto con su gobierno.

Entretanto
- todas y cada una de las sucesivas mediaciones africanas (la última esta misma semana, pendiente aún de anunciar su "oferta vinculante") han fracasado estrepitosamente, con lo que la vía negociadora queda definitivamente sepultada, mientras que las sanciones y el embargo de Europa y Estados Unidos continúan estrangulando a Gbagbo en el cuello de los marfileños;
- el estado, en manos de Gabgbo, ha visto agostadas sus fuentes de recursos (cacao, puertos, impuestos);
- ya sólo permanecen abiertos (de forma ilegal) media docena de bancos locales, tras el cierre de todos los internacionales; Western Union y Money Gram han cerrado también;
- el sistema económico está sumido en el caos y al borde del colapso: las empresas, sobre todo las privadas, reconocen el cese casi total de sus actividades y el despido o reducción a mínimos del personal, y la imposibilidad de pagar salarios; en muchas de ellas sus gerentes, extranjeros, abandonan el país;
- otra consecuencia de ello a corto plazo será, posiblemente, el desabastecimiento de múltiples productos: gas, carburante, medicinas, productos alimentarios, etc;
- las compañías aéreas internacionales (Air France, Brussels, Air Maroc) hace ya semanas que redujeron sensiblemente sus vuelos y la nacional, Air Ivoire, prácticamente ha dejado de operar;
- este fin de mes decenas de miles de funcionarios (y quizá las fuerzas de seguridad), no van a poder cobrar sus sueldos; se verá en pocos días;
- es previsible un grave aumento de la inseguridad ciudadana (robos) ante la súbita carestía económica, unida al aumento del circulante de efectivo (por las retiradas masivas de fondos previas al cierre de los bancos)  y el posible impago de salarios de las empresas del sector de la vigilancia, muy introducido en la vida cotidiana de las clases medias y altas;
- se está produciendo el hostigamiento y acoso de los periódicos "no adeptos", que hoy ha culminado con el cierre de uno de los considerados más independientes.

Lo peor
La pasada semana Ouattara, en boca de su primer ministro Soro, lanzó un llamamiento encendido a la "revolución", al socaire quizá de los acontecimientos vividos en otros países de África, con objeto de movilizar definitivamente a los marfileños a la insurrección.

Desde el lunes los ya de por sí graves incidentes del barrio de Abobó (junto a los de Koumassi y Treichville) han ido degenerando en auténticas acciones de "guerrilla urbana", de más envergadura, acentuándose su gravedad a cada día que pasa y contándose ya por decenas los muertos producidos en las últimas horas. Se habla ya prácticamente de "ocupación" de la zona por parte de las fuerzas antigubernamentales. Ello ha comenzado a provocar un éxodo masivo de sus habitantes, que abandonan por miiles el barrio de forma caótica y precipitada, debido a la violencia de los choques y al ya insoportable nivel de inseguridad.

Hoy también han comenzado a producirse en el oeste del país enfrentamientos militares abiertos entre miembros  de las Forces Nouvelles (FN) pro-Ouattara y las Fuerzas de Seguridad (FDS) del gobierno Gbagbo: El alcance de los mismos y su posible extensión están por ver en los próximos días.

lunes, 21 de febrero de 2011

En caída libre

Como afirma una de las múltiples versiones de la conocida Ley de Murphy "no hay nada suficientemente malo que no sea susceptible de empeorar".

Ha continuado el cierre imparable de bancos que comenzó la semana pasada (dudándose de si en pocos días quedará alguno abierto) con el consiguiente y brutal impacto que semejante hecho está teniendo sobre empresas y particulares, abocados a un colapso económico inmediato. Ya es materialmente imposible cualquier transacción económica cotidiana (pago o cobro de cheques, transferencia bancaria, ingreso o retirada de capital, abono de nóminas, etc.). En pocos días el común de los ciudadanos (sobre todo de clase media o media-alta) que no haya hecho un acopio excepcional de efectivo, se quedará, literalmente, sin dinero.

El régimen de Gbagbo, asfixiado en lo económico, continúa su huída hacia delante, focalizando el conflicto en una pretendida y delirante conspiración "judeo-masónica" universal (Europa-Sarkozy-Estados Unidos-ONU, etc.), con la que pretende justificar la situación y desde la que progresivamente acentúa la persecución y el acoso a los rivales, personalizados en la figura del presidente electo, sus colaboradores, las fuerzas militares de apoyo y sus partidarios, demonizados hasta la caricatura en la grotesca televisión nacional y los medios adeptos.

Fruto de su estrategia suicida y paranoica son los incidentes de este pasado fin de semana en el que Ouattara había convocado movilizaciones, que comenzó con un inesperado toque de queda anunciado apenas dos horas antes y ha continuado con el acoso policial y militar a "disidentes" en los barrios (Abobo, Koumassi, Treichville), pretendiendo controlar a tiro limpio la formación de marchas o manifestaciones, con el resultado de varios muertos.


Simultáneamente el "Panel" de cinco presidientes africanos que negocia una propuesta de salida de la crisis ("vinculante" para ambos presidentes según declaración de intenciones) se ha personado hoy en Abidjan, excepción hecha del presidente de Burkina Faso, contra el que Gbagbo había dirigido una feroz campaña de hostigamiento destinada a disuadirle de comparecer, como así ha sucedido.

No se espera el menor resultado de tal misión, ni siquiera la materialidad de ser recibidos por los dos presidentes...

jueves, 17 de febrero de 2011

El gran tsunami

Antecedentes
Como ya conté, hace un mes el BCEAO, Banco Central de Costa de Marfil (y de toda África del Oeste), anunció la ruptura con el gobierno del presidente saliente, sometiendo de facto al sistema bancario marfileño a una "expulsión" que invalidaba cualquier operación del mismo al margen de las decisiones oficiales del presidente y del gobierno legítimos y de la autoridad bancaria central.

La decisión de Gbagbo fue entonces la de obligar a todos los bancos del país, públicos y privados, a someterse a su mando y poner en marcha un sistema bancario "paralelo" (e ilegal) que compensara internamente, y al margen de la autoridad central, todas las operaciones. Este sistema ha estado funcionando de manera precaria durante unas semanas, hasta que su propia dinámica no ha dado más de sí.


Si desde el principio eran cada vez más difíciles (o casi imposibles) las transacciones más habituales (transferencias, cobro de cheques, etc.), ya en los últimos días eran insistentes los rumores de posibles cierres, debido a la presión a la que los bancos (sobre todo los extranjeros) estaban sometidos (incluyendo amenazas físicas a sus directivos) y al quebranto económico ocasionado. Además el BCEAO había amenazado con imponer severas sanciones a las entidades que colaboraran de una forma u otra con el régimen de Gbagbo.

Como resultado miles de particulares y empresas ya habían comenzado a retirar los fondos de sus cuentas y cada vez eran más numerosos los rumores y las colas en las oficinas.

El terremoto
Sea por decisiones políticas, sea por cuestiones puramente técnicas y económicas, el hecho es que entre  el lunes y el jueves de esta misma semana han cerrado sus puertas todos los grandes bancos del país: SGBCI (Societé Generale), BICICI (BNP Paribas), Citibank y un largo etcétera.

A ello hay que añadir el desabastecimiento constatado de algunos productos básicos (gas) y el anunciado para otros (carburantes, luz, agua) junto al bloqueo de los dos grandes puertos (sometidos al embargo de las sanciones internacionales), que imposibilita la entrada y salida de mercancías, y la suspensión de la exportación del cacao (base de su economía, siendo el primer productor mundial) decretada por el presidente electo Ouattara como medida adicional de presión.

No hace falta ser premio Nobel de economía para intuir que lo ocurrido se asemeja a un gigantesco tsunami que amenaza no sólo con llevarse por delante en pocas semanas la ya de por sí maltrecha economía sino también, y lo que es peor, con hacer reventar la sobrecalentada caldera en la que se ha convertido el país a escasos días, por cierto, del cobro de nóminas y salarios, públicos y privados.

domingo, 13 de febrero de 2011

Balance dramático

Estas son las cifras contabilizadas por el RHDP (partido del presidente electo, Alassane Ouattara) hasta la fecha, balance de las violaciones de derechos humanos y acciones violentas cometidas por el gobierno y los partidarios del presidente saliente Laurent Gbagbo desde el inicio de la crisis post-electoral:
- 495 muertos (296 según el recuento más conservador de la ONU)
- 6 fosas identificadas
- 1.124 heridos, de ellos 199 graves y 23 aún hospitalizados
- 825 militantes arrestados, de los cuales 51 permanecen detenidos y 100 desaparecidos.


A pesar de todo se sospecha que sean incluso inferiores a las reales, habida cuenta de la dramática situación que en particular atraviesa el populosísimo barrio de Abobo, en Abidjan, sometido todavía a un riguroso toque de queda, prácticamente inaccesible para las propias fuerzas del orden, y donde se suceden los enfrentamientos desde hace varias semanas.

A estas cifras hay que añadir numerosos casos de violaciones y, según señala la OIM (Organización Mundial de las Migraciones) y ACHNUR en torno a 80.000 desplazados en todo el país, de los cuales unos 42.000 lo habrían hecho hacia el interior y el resto hacia países vecinos: 35.000 a Liberia, unos 2.600 a Mali, 1.800 a Guinea y el resto a Burkina, Benin, Níger y Togo.

Por encima de los acontecimientos políticos (que siguen en un impasse, a expensas de las gestiones hasta final de mes de la delegación de la Unión Africana), incluso del preocupante tsunami económico que amenaza de forma inminente a todos los ciudadanos, es de justicia destacar y denunciar el gravísimo atentado contra la libertad y los derechos humanos del pueblo de Costa de Marfil perpetrado por el presidente saliente y sus secuaces.

martes, 1 de febrero de 2011

"Después de mí, el diluvio"

Lo ha dicho hoy Guillaume Soro, el primer ministro nombrado por el presidente electo Ouattara: "Estoy convencido de que Gbagbo no cederá el poder. Dirá que no a la comisión de jefes de estado de la Unión Africana. Conozco muy bien a Gbagbo después de haber trabajado con él durante tres años. Sé que ha ido demasiado lejos como para echar marcha atrás y estoy seguro de que eludirá  el mandato de la comisión".


El pasado fin de semana, en una solemne cumbre de la Unión Africana celebrada en la capital de Etiopía con la asistencia de la mayoría de sus jefes de estado, se puso en evidencia la falta de firmeza y unanimidad que hubieran sido necesarias para un caso y en un momento como estos. A lo más que se llegó fue al nombramiento de una comisión de cinco jefes de estado (los de Mauritania, Sudáfrica, Burkina Faso, Chad y Tanzania) que buscará "en el plazo de un mes" una propuesta que ofertar a los dos dirigentes para llegar a una solución al conflicto.

Después de dos meses (¡ya!) de crisis, y tras todo tipo de aspavientos (diplomáticos, económicos, políticos) de la comunidad internacional, nada ni nadie han conseguido hasta ahora moverle un ápice de su poltrona usurpada, de la que cada vez parece más difícil apearle.

Mientras, el país asiste atónito a un acelerado proceso de degradación de las condiciones de vida en todos los órdenes:
- salarios públicos a duras penas satisfechos y con pocas perspectivas de mantenimiento a corto plazo;
- empresas privadas que despiden personal o directamente cierran a la espera de tiempos mejores
- graves disfunciones en la operativa de todos los bancos tras la requisa de las sucursales del BCEAO (banco central) decretado por el gobierno (contraviniendo la legalidad de sus estatutos y de los acuerdos de la UEMOA) y el saqueo de sus arcas (más de 200.000 millones de francos CFA) en busca de liquidez para afrontar los gastos;
- capitales e inversores que huyen del país al grito de "sálvese el que pueda", junto con expatriados, directivos o técnicos de empresas multinacionales, forzados al "exilio";
- escasa, casi nula, actividad de la Administración ante el impasse, y deficiente funcionamiento de muchos de los servicios públicos. La ausencia de uno de ellos, la recogida de basuras, en algunos barrios, ha llegado a provocar tales condiciones de insalubridad que se ha producido  un brote de cólera, con el resultado de varios muertos.

Se dice que en un plazo de uno o dos meses el gobierno Gbagbo definitivamente agotará todos los recursos que le permitan cubrir el pago de los salarios públicos y funcionar con una apariencia de "normalidad". Entretanto hay tiempo suficiente para el caos...