Durante cinco largos meses Laurent Gbagbo (autoproclamado presidente de Costa de Marfil en las elecciones de noviembre de 2010) usurpó el poder al presidente electo, Alassane Ouattara (recluído durante todo ese tiempo junto a su gobierno en un hotel de Abidjan).
Tras una breve pero sangrienta guerra civil,
el 11 de abril de 2011 fue detenido y puesto a disposición de la justicia, cerrando el capítulo más negro de la aún corta historia del país.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Callejón sin salida

Frente a la actitud desafiante y crecientemente hostil de Gbagbo contra la ONU, ésta no sólo no abandona el país sino que prorroga su mandato seis meses más, al amparo del Consejo de Seguridad y a solicitud del presidente Ouattara, que ayer envió una carta a su Secretario General. Además estudia el refuerzo de su contingente, advirtiendo que actuará si son atacados.


La UE, por su parte, ha ampliado la lista negra de personas del entorno de Gabgbo con prohibición de viajar a Europa incluyéndole a él mismo y a su esposa, quedando pendiente la congelación de bienes como segunda fase de las medidas previstas.
La Casa Blanca y Naciones Unidas anuncian igualmente más sanciones. Canadá ha sido el último país en sumarse al coro internacional de voces que exigen la marcha de Gabgbo.

Los partisanos del gobierno, secciones juvenil y femenina, promueven "calentando ánimos" una campaña barrio a barrio por toda la ciudad, que culminaría el jueves o el viernes con una gran marcha frente a las sedes de la ONU y de la Licorne (la brigada francesa). Al parecer no están teniendo todo el seguimiento que esperan sus promotores.

Hacia la dictadura por el terror
Son vox populi en las calles del país, y han sido denunciadas públicamente por el presidente electo y por la ONU, las "violaciones masivas de derechos humanos" en los últimos días, en forma de secuestros, asesinatos y violaciones protagonizados por mercenarios extranjeros, amparados y protegidos por las Fuerzas de Seguridad del estado.

Tranto si se trata de los sucesos del jueves 16 como de estas acciones, el balance de muertos crece día a día y hace dudar no ya sólo de las ridículas cifras oficiales sino de las manejadas por otras fuentes hasta hoy, haciendo sospechar que el balance real supere ampliamente el centenar.

¿Qué más puede hacer la comunidad internacional?
Poco, a juicio de algunos analistas.

La ONU se enfrenta a la imposibilidad material de proteger y controlar realmente con sólo 10.000 hombres una ciudad extensa de  más de 5 millones de habitantes (por no hablar del resto del país) y Francia no puede implicarse militarmente, excepto bajo el paraguas de la ONU, pues ello supondría un refuerzo de la posición de Gbagbo y sería contraproducente para sus intereses.

Sólo una hipotética intervención "africana", auspiciada por la CEDEAO y comandada por Nigeria, la potencia militar de la región, sería viable.

Finalmente a nadie se le escapa que Robert Mugabe en Zimbabwe (a quien Gabgbo pretende emular) lleva diez años en el poder, sometido a toda clase de sanciones...